Rafaelina del Corral Vallejo, "Barón de Casaportierra"

Biografía



Rafaela del Corral Vallejo nació el 18 de enero de 1897 en Vélez-Málaga y murió en el año 1965. Es una poeta y novelista de una distinguida familia veleña. Sus padres eran don Antonio del Corral Domínguez y doña Ana Vallejo Domínguez. Rafaela se aficionó desde pequeña a la lectura y al parecer, en su tiempo era muy conocida por la gran cantidad de poesías y novelas que escribió. Rafaela del Corral vivió en la calle Pizarro 28 hasta que murió su padre y se trasladó a Málaga con su madre. Regresó a Vélez-Málaga más tarde, se le recuerda por su dedicación a los necesitados, desapropiándose de las propiedades de su familia y donarlas al Asilo de San José, donde se internó en los últimos años de su vida pero murió en la pobreza el 3 de agosto de 1965. Tras su fallecimiento, José Méndez Hoyos desarrolló una campaña para lograr que el Ayuntamiento de Vélez-Málaga designara una calle local con su nombre, existiendo hoy en el municipio, en la barriada de la Cruz del Cordero, una calle Poetisa Rafaela del Corral. Era una autora anónima y por ello firmó siempre sus obras con los seudónimos de “Miss Nadie” y de “Barón de Casaportierra”, lo que ha hecho aún más difícil su localización. 

Sus poemas se califican de místicos y románticos por Segovia Lobillo. Fueron apareciendo en el periódico “El Debate” y las revistas veleñas “Guion Parroquial” y “Palomas”, de los que hoy al menos en los organismos pertinentes como la Biblioteca Municipales imposible encontrar rastro. Se conserva un poema suyo al Arcángel Miguel, publicado en el Libro de Feria de 1963, poco antes de su muerte. Más suerte han seguido sus novelas. Sus escasos biógrafos mencionan que en el año 1920, cuando ella tenía 23 años, obtuvo el primer premio en un certamen organizado por el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera (Cádiz), con una novela titulada Tinieblas. El libro, publicado en la Biblioteca Patria en su volumen número 300, por la Imprenta de La Unión Mercantil, de Málaga, consta de 98 páginas divididas en doble columna, con abigarrada letra de cuerpo 8, y se vendía por entonces a 3,50 pesetas. Sin su cubierta original, reemplazada por unas portadas de cartulina manuscritas, un ejemplar de la única edición fue hallado en una librería de viejo por el historiador veleño Francisco Montoro, a cuya generosidad , una vez más, debo la posibilidad de su lectura y análisis. Aunque no tiene fecha de edición impresa, debemos presumir indudablemente que ha de ser inmediatamente posterior a 1920, fecha en la que obtuvo el premio mencionado. De la vida de esta gran poeta conocemos poco, cosa que es una pena ya que no cabe duda por sus obras, del talento que poseía.

Obras principales

Tinieblas:

El amor no pasa de lo platónico, ya que el joven oculta algún terrible impedimento, que asegura no poder develar a su amada. Todas las señales acusan a Luis Miguel de ser el propio «Tinieblas», es encarcelado y sometido a un juicio sumarísimo que terminará, sin duda, con la pena de muerte. Rocío, enterada de la noticia por los periódicos, recuerda el horrible secreto que el joven decía ocultar, pero aún ante esa evidencia no puede creer en la culpabilidad de su amado. La muchacha ora a la Virgen por la inocencia de él, y como corresponde, cae enferma de abatimiento.

Cuando se instalan en el cortijo, comienzan a oír quejas y lamentaciones de un alma en pena, justamente en el cuarto que había sido asignado a Rocío. Luego de varios episodios propios de novela de terror, el padre descubre que no hay aparecidos, sino una mujer a punto de morir que está emparedada en el sótano, y con gran esfuerzo la rescata. Enterados de estas novedades, los Moncada deciden ir a Carcajada, la capital de la provincia, donde está preso Luis Miguel, aunque don Marcelo sabe que lamentablemente, el muchacho debe haber sido ejecutado ya dos días antes. Luis Miguel es liberado, y como para que el acto de contrición de Casasola tenga algún premio que no deba esperar hasta el Cielo,se le declara demente, y en vez de la horca va a un manicomio.

Mientras tanto, los acontecimientos se precipitan en el cortijo que fuera antes de Casasola y ahora de Moncada. Doña Luisa, la emparedada, reconoce en el matrimonio Moncada a la joven pareja que, muchos años atrás, tuviera un hijo varón el mismo día que ella misma pariese una niña. El primer escollo se salva con la intervención de un hijo mayor de los Moncada, valiente capitán de la guerra del África, quien al enterarse de que Rocío ya no es su hermana, decide adoptarla como hija con lo cual parece ser que así ya deshace el impedimento de su innoble apellido. Y respecto a lo segundo, el confesor de Rocío la absuelve de su promesa invocando argumentos de orden divino.

Lo cual viene a dejar palpablemente demostrado que la fuerza del amor y rezar.


Mary Flor

Mary Flor, agradecida, sensible y piadosa criatura de 8 años, de buena familia, ha quedado  huérfana por el deceso de sus padres en un infortunio. La pobre niña ignora entonces que deberá vérselas con una temible familia en la que la frágil y dulce dueña de casa será apenas un oasis; a lo largo de Alfredo, un marido rufianesco, prepotente y despilfarrador; su hermana Paca, de proverbial mala hostia; y la criada Roseta, que quiere la herencia familiar para su hijo Pablito (que como después sabremos, es hijo natural del propio Alfredo), infante malcriado y propenso a la mentira, el fraude y todavía el latrocinio. Realmente, abandonando sus estudios el tal Pablo, enamorado de Mary Flor, cómo no podía ser de otro modo,  finaliza robando el banco donde trabajaba y escapando a la Argentina. Para colmo de padecimientos, una vez que en un pis pas la niña pasa a ser una apetecible adolescente de quince años, su papá adoptivo se encoña con ella y trata de seducirla. Mary Flor cree en retirarse a un convento para evadir el caso, empero Roseta, celosa por la niña, la incriminación a Margarita como si fuese ella la que aspira seducir a su marido. La infamia es descubierta, y la criada expulsada de la vivienda, empero en venganza echa a correr la mentira por todo el poblado, y el honor de la niña queda engrave entre dicho. Entretanto, como todos estos eventos han hecho mella en la salud frágil de Margarita, entra en escena Más alto, chico, noble y apuesto doctor, que por supuesto se prenda de Mary Flor, y no está dispuesto a creer lo cual de ella se cuenta. Para salir momentáneamente del paso, la generosa Mary Flor se da a pedir dinero a su tío Quin, el indiano, y ofrece mudarse al cortijo del Vigía, propiedad suya heredada de sus papás muertos. La buscan infructuosamente y no poseen más remedio que darla por muerta, lo cual obra en el ánimo de Alfredo de manera culposa, realizando que se hinque frente a Dios para manifestarle su arrepentimiento y de rápido el monstruo se vuelve casi un santo, y acaba confesando todo el tema. Mayor, por su lado, no se da por vencido y sale por las cavernas en busca de su amada pesadillas, pero halla un antiguo tesoro escondo. 



La máscara duende

Leonor, agradecida, sensible y piadosa chica quinceañera, se ve acosada permanentemente por En su desesperación, dictamina al final huir de su vivienda. quien paralelamente le ayuda a hallar colocación en la vivienda de Matilde Rengifo, viuda de buena postura con Todo avanza con felicidad, hasta que Enrique, el hijo de diecinueve años, “chico juerguista y novillero” se prenda de la belleza de Leonor y pretende robarles su honor La joven vuelve a irse, retornando a la vivienda de Manuela, la primera que la acogió en ese hijastra fue vista claramente en dicha vivienda, y envía a la Guardia Civil a detenerla y traerla de regreso a sus manos viciosas. Una vez que, escapando del acoso de Enrique, Leonor está a punto de atravesar el umbral de Manuela, ve a los vieja vivienda. Una arrobadora señorita de largos rizos rubios, tocada con un disfraz de hada y un antifaz que impide reconocer su identidad. Muy bien pese a que él no consigue identificarla. Desea intimar con ella, sin embargo en un descuido la mascarita se esfuma.

Influencias

Rafaela desde muy pequeña se aficionó a la lectura y que al pcoo tiempo se convirtió en una escritora muy conocida por la cantidad de novelas y poesías que escribió. Las obras de Rafaela se inscriben por un tardío romanticismo, con evidentes influencias del género folletinesco.















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